El sol, el cáncer y su piel


Los mitos y la desinformación que giran en torno a ciertas enfermedades, muchas veces, hacen que éstas hagan aun más daño. Ese es el caso del cáncer de piel, que a pesar de ser el cáncer más común en Estados Unidos sigue marcado por la ignorancia.

Si es cierto que el melanoma, el tipo de cáncer de piel más común y más peligroso ataca más frecuentemente a las personas de piel blanca, es completamente falso que no ataque a personas de otras razas.

De acuerdo con la información más reciente que poseen los Centros de Control y Enfermedades del Departamento de Salud de los Estados Unidos, en el 2006 más de 53 mil personas fueron diagnosticadas con cáncer de piel; entre ellas la mayoría, más de 50 mil, pertenecían a la raza blanca, pero más de mil eran hispanas y 311, exactamente, eran afroamericanas.

Ese mismo año murieron a consecuencia de esta enfermedad 8, 441 personas, entre ellas 204 eran hispanas. Luego aquellos que tenemos la piel un poco más pigmentada, también podemos ser víctimas del cáncer de piel.

Otro de los mitos al rededor del cáncer de piel es que son sólo los rayos directos del sol los que lo causan. Error. Son los rayos ultravioleta o UV, no la temperatura, los que causan el daño. Las nubes no bloquean los rayos UV, sino que los filtran, y a veces sólo ligeramente.

Así que la creencia de que “a la sombra” está protegido, es completamente falsa.

Por ello, cuando de divertirse al aire libre se trata, es indispensable usar protección. Los rayos ultravioleta pueden dañar la piel desprotegida en tan solo quince minutos.

Algunas personas tienen más probabilidad de contraer cáncer de piel. Entre los factores de riesgo está la piel clara, el tener antecedentes familiares de la enfermedad y la constante exposición al sol.

Muchas pieles son más vulnerables, si su piel enrojece fácilmente o le salen pecas considérelo una señal de alerta. Además, algunos lunares pueden representar también un factor de riesgo.

Recuerde: la única forma de prevenir el cáncer de piel es protegiéndose del sol. Resguárdese en la sombra, especialmente entre las 10 de la mañana y las cuatro de la tarde, cuando los rayos ultravioleta son más fuertes y causan más daño.

Proteja la piel expuesta con prendas de vestir o un protector potente y use un sombrero de ala ancha para cubrirse la cara, la cabeza, las orejas y el cuello y use gafas de sol que bloqueen los rayos UVA y UVB.

Recuerde que siempre vale más prevenir que lamentar y que la detención temprana puede ser su salvación, acuda al médico inmediatamente si percibe un cambio o irritación en su piel.

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